El gobierno de Bashar al-Assad sufrió un golpe mortal con la pérdida de la ciudad de Homs en menos de 24 horas, y el avance de los insurgentes hacia Damasco. La caída de esta estratégica ciudad, junto con la amenaza a la capital siria, pone en peligro el régimen de Assad y la influencia de su aliado Irán en la región, mientras los rebeldes se acercan a tomar el control total del país
Las fuerzas sirias abandonaron Homs en helicóptero, dejando la ciudad en manos de los rebeldes. Miles de residentes celebraron la caída del gobierno en las calles, mientras los insurgentes liberaron a miles de prisioneros y tomaron instalaciones clave, como la prisión central. El rápido avance de los rebeldes separó Damasco de los bastiones alauitas y las bases de los aliados rusos.