Lisa Pisano, una mujer de 54 años, ha fallecido tres meses después de haberse sometido a un trasplante experimental de riñón de cerdo en un hospital de Nueva York, marcando un revés en los esfuerzos por utilizar órganos de animales en procedimientos médicos humanos. Pisano, quien también recibió una bomba cardíaca mecánica debido a su condición preexistente de insuficiencia renal y cardíaca, enfrentó complicaciones que llevaron a la extirpación del riñón implantado solo 47 días después de la operación.
Este tipo de trasplante, que utiliza riñones de cerdos genéticamente modificados, busca aumentar la compatibilidad con humanos y ofrecer nuevas esperanzas a miles de pacientes con condiciones renales o cardíacas terminales. Sin embargo, el caso de Pisano refleja los desafíos y los riesgos asociados con los xenotrasplantes, una práctica que aún se encuentra en las etapas iniciales de investigación y aplicación.
El Dr. Robert Montgomery, director del Instituto de Trasplantes Langone de la Universidad de Nueva York y cirujano de Pisano, destacó su valentía y la importancia de su contribución a la ciencia médica, señalando que “las contribuciones de Lisa a la medicina, la cirugía y los xenotrasplantes no pueden subestimarse.”
Este evento ocurre después de que Richard Slayman, el primer receptor de un riñón de cerdo modificado genéticamente, falleciera dos meses después de su trasplante en Massachusetts. Estos casos ponen de relieve tanto las potenciales oportunidades como los significativos obstáculos que enfrenta la ciencia médica en su búsqueda por reducir la brecha entre la oferta y la demanda de órganos para trasplantes.
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